sábado, 8 de junio de 2013

Caminata desde el corral a la casa, por el arroyo. Por un camino tupido de plantas distintas, floridas, húmedas. Los troncos con musgo verde brillante. El susurro del arroyo. El piso siempre mojado. Los rayos de luz se filtran desde los arboles. Un manzano silvestre, el olor dulzón, zumbidos de bichos. Una tranquera vieja caída, oxidada, noble en su obsolescencia. Un tronco aislado, azulado, quemado por un rayo. Curvas que bajo despacio para prolongar el corto trayecto. Ecos de voces desde la pileta, la casa no se ve aun, Al fondo la tranquera, en contraluz recortada contra todo el sol del verano cordobés. Es la siesta, cruzo el arroyo saltando de piedra en piedra, las huellas de las herraduras frescas en el barro. Sentarse un rato en la orilla, prender la pipa? Respirar hondo, sentir hondo. Subir la cuesta, ver la casa silenciosa, luminosa,rodearla. Tal vez alguien leyendo en la galería me saluda. Tal vez todavía queda la bandeja con el café de la sobremesa. Tal vez siga caminando, la pausa asienta la imagen del camino para un día como hoy pintarlo de memoria y volver a sentir toda la sensación.